Argentina fue pionera en materia de las
telecomunicaciones en los comienzos del siglo veinte, así como también en los distintos
géneros que formaron parte de la programación. El radioteatro fue uno de los
fenómenos culturales más importantes que generó la radio, porque modificó las
costumbre de la sociedad en las décadas del '30, '40 y '50 y provocó cambios
rotundos en las características de la programación de las emisoras.
La
primera transmisión de radio del mundo se realizó, según algunos historiadores,
en Buenos Aires, desde el teatro Coliseo el 27 de agosto de 1920. Los
responsables de esta hazaña fueron los cuatro Locos de la azotea, como se los conocía en la época a Enrique
Telémaco Susini, Miguel Mujica, César Guerrico y Luis Romero Carranza. Su deseo
había sido transmitir la voz humana, aunque jamás imaginaron el fenómeno que
habían creado.
Ese
27 de agosto, surgieron de los cinco aparatos que existían en la ciudad, los
sonido de la voz de Susini presentando la ópera Parsifal de Richard Wagner. Desde ese momento la radio comenzaría a
crecer cada vez más hasta convertirse en un miembro estable de las familias y
lograr lo que ni el padre más recto podía: Enmudecer a la familia durante
largos períodos.
Susini
tenía como meta que la radio se convirtiera en u elemento "desarrollar una
fuente de cultura y ser un medio de promoción de la nacionalidad". No
resulta extraño que luego de la música, el primer género en ingresar a la programaciones
haya sido el teatro. En los primeros tiempos se adaptaban obras de los grandes
dramaturgos, pero como el género era muy
selectivo no reunía muchos adeptos.
Con
la llegada de una nueva década la radio introdujo una su primera gran innovación:
El radioteatro. En 1930, de la mano de Andrés González Pulido, nace Chispazos de Tradición, quizás el
radioteatro con más éxito que se escuchó en el país. González Pulido, de origen
español, le dio a este nuevo género algo que le faltaba al teatro adaptado: La
temática popular. "Sus obras eran un mezcla de revista radial con música,
canciones y diálogos pasos de comedia y drama, inspirados en una visión muy
peculiar del folklore, e inclusive de la misma realidad nacional",
recuerda Jorge Rivera en su libro Radioteatro: la máquina de capturar
fantasmas.
La
popularidad de Chispazos de Tradición fue tan grande que durante su emisión la
compañía telefónica registraba una baja en la cantidad de llamadas. Las tiendas
vieron mermar el número de clientes, por lo que decidieron poner parlantes en
la puerta así la gente podía escuchar los capítulos mientras hacía sus compras.
El
radioteatro modificó las costumbres porteñas, aparecieron nuevos géneros como
la publicidad radial, las revistas especializadas, que daban a conocer los
entretelones de los personajes de la radio, y las compañías radioteatrales.
Como tenían tanto éxito, los directores decidieron sacar a los actores del
anonimato del micrófono y comenzaron a presentarlas en los teatros de todo el
país. González Pulido, formó su compañía y la bautizó Chispazos de tradición y al igual que en la radio era la que más
éxito tenía.
Los
espectadores esperaban a los actores para saludarlos a la salida de cada
función. Los villanos eran insultados y los galanes se llevaban todos los
elogios de la platea femenina. Los personajes como Churrinche, (Rafael Díaz Gallardo)
y Caín eran asediados a la salida de los teatros donde se presentaban. "Teníamos
una función un cine de Flores. Ibamos caminado y a medida que nos íbamos
acercando noté que había mucha gente pero también mucha policía. En chiste le digo
a mi amigo (Díaz Gallardo): 'Che, no nos estarán esperando a nosotros para
llevarnos presos, ¿no?', recuerda el locutor Antonio Carrizo y agrega,
"Esa multitud los estaba esperando a ellos (los actores). No se había dado
cuenta Churrinche de lo famoso que eran".
Entre
los títulos que desarrolló González Pulido estaban: Por la señal de Santa Cruz, El puñal de los Centauros, El zanjón de la
muerte, Las nazarenas del desengaño, La estancia de Don Segundo. Todas
historias de la vida sentimental, sencillas, de origen gauchescas, lo que le
valió el amor del público y la crítica demoledora de los miembros de la cultura
y la aristocracia de la época.
La temática
de los radioteatros estaba apuntada a las amas de casa a las mujeres, a la
familia humilde; y la alta sociedad los rechazaba. "En Chispasos de
tradición todo es burdo, carnavalesco, inauténtico. Folklóricamente, si es que
tiene algunas raíces de la tradición que invoca, ellas son adventicias,
endebles parodias de cualquier regionalismo argentino; híbridas, toscamente
indefinidas y hasta falsas; como su lenguaje, sus cadencias, su psicología, sus
caracteres...", dice el actor Zelmar Gueñol.
Más
crítico aún era el escritor Homero Manzi que desde su revista Micrófono no
perdía oportunidad para criticarlo. "Los oyentes, los avisadores, las
autoridades y los propios broadcasters, gracias a la falta de verdaderos
censores, de cronistas con autoridad moral para decidir sobre el valor o la nulidad
de un número, han sido sorprendidos por filibusteros del tipo de Andrés
González Pulido", escribía.
Chispasos
de Tradición, como señalamos anteriormente, fue el primer gran suceso de la
radio, pero no fue el pionero en su género. En 1929, Francisco Mastandrea creó La caricia del lobo que se anunciaba en
la época como "la primera radiofónica que no concluiría en un solo día o en
el espacio de una audición" y que sin saberlo se convertiría en el primer
radioteatro de la Argentina y del mundo.
El
éxito que alcanzó Chispasos de tradición
provocó que en poco tiempo aparecieran en otras emisoras compañías que
competían por los oyentes. Así, en 1933 nacieron Casares Pearson - Walk,
Mastandrea y Arsenio Mármol y con ellos los temas históricos como Juan Manuel de Rosas o los dramas del terror,
la mazorca, El Chacho y el Puñal del
tirano.
Con el
surgimiento de nuevas compañías, las emisoras ganaron en variedad de temas. El género
policial fue promovido por el subcomisario Cortés Conde que en 1933 conducía
ciclo Ronda Policial. Cortés Conde,
no sólo fue un precursor por la elección de su temática sino también porque fue
el primero en utilizar efectos especiales en vivo realizados por un sonidista. Así,
nació un nuevo oficio que se transformó en indispensable con el correr de los
años (ver recuadro)
El
éxito de Ronda Policial dio paso a un
nuevo subgénero: las novelas detectivescas. Las más destacadas fueron Las aventuras de Arsenio Lupin, en 1934,
Las aventuras de Carlos Norton, en
1935 y Sherlock Holmes lo sabía y Peter Fox en 1939.
El
fútbol también formó parte de la historia del radioteatro, no sólo como una
fuente de inspiración para los autores sino también con la participación activa
de los deportistas en los estudios. El jugador de River Plate, José Manuel "Charro" Moreno y el de
Racing Club Enrique García actuaron en Romance
de oro y sangre que se emitía por Radio Mitre en 1941 y resultó un fracaso
rotundo por sus pésimas performances. Pero, el fracaso de Moreno y García quedó
opacado con el éxito que alcanzó el futbolista de Ferrocarril Oeste, Oscar
Adrián Goizueta, quien debió abandonar
su puesto de número cinco en su club para dedicarse de lleno a la radio.
Goizueta se convertiría años más tarde en uno de los mejores y más importantes
actores de la radiofonía argentina bajo el nombre de Oscar Casco.
El
fútbol, además, trasladó el sentimiento de las hinchadas a la radio a través
del radioteatro La gran pensión el campeonato.
Desde 1939, todos los jueves a la noche y los domingos a la hora del almuerzo y
con el auspicio de Jabón Federal se
podían escuchar las historias donde los personaje representaban a cada uno a un
club de los grandes: River Plate, Boca Juniors, Racing Club Independiente,
Huracán y San Lorenzo. Según como avanzaban los equipos en el torneo las
cargadas iban variando su destinatario. Pero el objetivo central de todos los
personajes era conquistar Miss Campeonato. El éxito era tan grande que durante
los diez años que se mantuvo en el aire desfilaron actores de la talla de Félix
Muttarelli, Roberto Fugazot, Zelmar Gueñol, Cayetano Biondo, Totón Podestá y
María Esther Gamas.
La
temática de los radioteatro abarcaba a toda la familia. Las mujeres tenían los
de amor, los hombres los de fútbol y los de detectives y los niños también tuvieron
su parte. Las historias de aventuras Sandokán
y los tigrecitos de la Malasia, Poncho
negro, El capitán Warren y Batman y Robin eran los preferidos de
los más chicos. Pero, sin duda alguna el que más éxito tuvo fue Tarzán.
El
ciclo se emitía a las cinco de la tarde, después de la hora de la leche, y era
auspiciado por el chocolate en polvo Toddy.
César Llanos interpretaba a Tarzán, junto a Mabel Landó que hacía de Juana y a
los que se sumó más tarde Oscar Rovito en el papel de Tarzanito. "Yo
rescato a Tarzán como héroe positivo y adelantado a su tiempo- explica Rovito-
, era ecologista, exaltador de la naturaleza y un pacifista que supo ganarse un
lugar en la selva sin apelar a las armas".
Dentro
del género romántico uno de los principales exponentes fue el Teatro Palmolive en el aire que se
emitía por Radio El Mundo. El elenco estaba conformado por actores de la talla
de Hilda Bernard y Oscar Casco, con
narradores como Julio César Barton y los guiones de Alberto Migre. Otra
especialista era Nené Cascallar que con sus obras hacía lagrimear al público. Muchas
anécdotas rodean a la figura de Cascallar, pero sin duda alguna, la más
significativa es la que la hace responsable de que a Oscar Casco se lo recuerde
por la frase "mamarrachito mío".
El
género familiar comenzó en los años 30 con La
Familia de Pancha Rolón. Pero, el símbolo de este subgénero fue sin duda Los Pérez García que surgieron en 1940
desde Radio El Mundo y cautivaron a
la audiencia durante más de quince años. A las 20.15 cuando sonaba el teléfono
se oía "Sí, esta es la casa de los Pérez García" y de ese momento
comenzaban a desarrollarse las más variadas historias alrededor de los personajes
que se caracterizaban por tener numerosos problemas.
Las
historias reflejaban la vida de una típica familia argentina de clase media de
la década del 40 y los oyentes se sentían
identificados. "Los Pérez García
son el compendio de todos nosotros, de nuestros vecinos, de nuestros amigos. Los Pérez García somos usted y yo. Ellos
son un reconfortante descanso espiritual, una meta ambicionada por todos los
que luego de agobiantes jornadas de trabajo, sólo encontramos en los noticiosos
radiofónicos y en las páginas de los diarios, noticias de guerra o crímenes
sensacionales. Los Pérez García no
saben de crímenes, ni de guerras ni de problemas políticos. Ellos quieren paz
en un mundo mejor", escribía Luis María Grau, uno de los autores. La
mitología popular los idolatró y terminó por hacerlos formar parte de sus
vidas, tanto que hoy en día, más de treinta años después de haber finalizado, a
las personas que tienen muchos
conflictos se les dice: "tenés más problemas que los Pérez García".
Durante
los '40 la radio alcanzó su punto más alto, los auspiciantes apoyaban a los
programas, se vivía un clima de prosperidad. Pero, con el comienzo de la nueva
década, comenzó una caída en picada que sólo se revertiría con la aparición de
la FM. El punto de inflexión tuvo una fecha precisa y fue el 17 de octubre de
1951, cuando desde los estudios de LR3 Radio Belgrano Televisión se realizaba
la primera transmisión de televisión de la Argentina. Paradójicamente, en esa
oportunidad el director de cámaras era Enrique Telémaco Susini, el creador de
la radio, quien le daba una estocada mortal a su invento.
Con
la lenta masificación de la televisión fue decayendo poco a poco la popularidad
de la radio. Los actores, las orquestas, los locutores y el público fueron atraídos
por la tentadora pantalla chica. El radioteatro, entonces no fue una excepción,
y a medida que avanzaba la década del 50 fueron desapareciendo una a una las
emisiones.
Pero,
como dice el viejo dicho "donde hubo amor cenizas quedan", el radioteatro
renació de sus cenizas como el ave Fénix y durante la década del 90'volvió a
algunas emisoras. Radio Municipal,
hoy Radio de la Ciudad, eligió el
teatro leído, Radio Nacional le dio a
la actriz Nora Massi en 1995 la responsabilidad de dirigir el ciclo Las dos carátulas, el teatro de la humanidad.
Alejandro Dolina por Radio Continental,
no pierde oportunidad todas las madrugadas de incluir una sección de
radioteatro especialmente escritos para su programa.
En
las FM también aparecieron algunos radioteatro en los 90, el caso más
importante es el que encara Mario Pergolini que desde su programa, Cual es, satiriza
a la sociedad argentina con historias escritas por su compañero Eduardo De la
Puente.
Sin el
esplendor de antaño el radioteatro volvió poco a poco a ganarse la aceptación
de la gente. Todavía los mayores de 40 recuerdan con cariño algunos programas
que acompañaron su infancia y a los actores que los entretenían durante horas sentados
delante de un transmisor; soñando.
A la
hora de hacer un resumen resulta difícil encontrar un símbolo que abarque en
toda su magnitud los más de cincuenta años de vida del radioteatro. "Si tuviera
que sintetizar en un nombre la historia del radioteatro, no elegiría, ni a una
actriz, ni a un actor, ni a un autor, elegiría a un relator, la voz conductora
de las historias del radioteatro. - Dice Antonio Carrizo- Ese relator fue un gran maestro y un maravilloso
traductor de las palabras que ponía el autor para ser dichas por él, se llamaba Julio César Barton".